lunes, 3 de junio de 2013

Caravaggio

Si Caravaggio hubiera muerto 400 años más tarde, lo habría hecho con una sonrisa. En el cuarto centenario de su fallecimiento, miles de personas esperaron en fila desde la medianoche hasta el amanecer para contemplar seis pinturas del maestro expuestas en el museo Borghese de Roma.

Michelangelo Merisi Da Caravaggio (1571-1610) se ha convertido en uno de los pintores más apreciados en el siglo XXI. A una pintura magistral se une una vida intensa y polémica: fue un genio incomprendido, un loco violento, un hombre atormentado y un triste perseguido. Finalmente, cansado de huir, los últimos años de su vida los pasó buscando un perdón que entonces se le negaba y que ahora, a cuatro siglos de su muerte, parece haber obtenido.
Caravaggio fue el enfant terrible de la pintura italiana barroca. Pocos autores han gritado tan fuerte con los pinceles su propio conflicto personal. Aunque no haya dejado más que una cuarentena de pinturas, cada una de ellas revela una visión muy personal del arte, una lucha interior, un debate entre luz y oscuridad, y un espíritu innovador capaz de mezclar en una misma escena santidad divina y miseria humana.

En 1610,  El pasado sábado Antonio Muñoz Molina publicó en El País, un artículo precioso titulado "Un viaje a Caravaggio", en el cual refiere magistralmente su fijación por la obra del maestro.




"Un desnudo de Caravaggio traspasa sin miramientos las convenciones tranquilizadoras de la alegoría"

"En cuanto pueda viajaré a Malta para ver en la catedral la terrible Degollación del Bautista, donde la misma sangre que brota del cuello del santo es la firma en cursivas rojas de Caravaggio"

No hay comentarios:

Publicar un comentario