"Pero es el misterio de la vida lo que ahora me intriga.
Y miro hacia el norte, y vuelvo a pensar que ojalá repartieran
dos vidas a cada hombre y a cada mujer.
Al final del día, atravieso en coche la ciudad de Charleston,
y mientras cruzo el puente que me lleva a casa,
noto unas palabras que me brotan desde dentro.
No puedo detenerlas ni sé por qué las digo. Pero al llegar a lo
alto del puente, esas palabras llegan a mí en un susurro.
Las digo como una oración, como un lamento,como una alabanza.
Digo, Lowenstein...Lowenstein."
De la película "El príncipe de las mareas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario