lunes, 23 de septiembre de 2013

Jugo de pera con vodka (un bel morir)

En este pequeño extracto de "La Última Escala del Tramp Steamer",Maqroll el Gaviero, el más importante personaje creado por Mutis, nos recrea la descripción de una comida a bordo de un remolcador. Buen Provecho.

 “Meses después de mi visita a las bocas del Orinoco, tuve que permanecer por largas temporadas en la refinería que se levanta a orillas del gran río navegable que cruza buena parte de mi país. Un largo y enconado conflicto sindical me obligaba a demorarme allí por espacio de varios meses, en labores que iban desde la burda diplomacia gremial hasta la discreta intervención en radiodifusoras y diarios de la región para llevar al público ciertos puntos de vista de la empresa. En los períodos de calma, en lugar de tomar un avión para la capital, prefería bajar hasta el gran puerto marítimo por el río. Lo hacía en los pequeños pero confortables remolcadores de la compañía, que descendían empujando largas caravanas de planchones cargados de combustible o de asfalto. Cada remolcador tenía dos cabinas para pasajeros, quienes compartían con el capitán la comida preparada por dos cocineras jamaiquinas cuyos talentos no nos cansábamos de celebrar. La carne de cerdo con salsa de ciruelas pasas, el arroz con coco y plátano frito, las suculentas sopas de pescado del río y, lo que era complemento indispensable y siempre bienvenido, el jugo de pera con vodka que, al tiempo que refrescaba milagrosamente, nos dejaba en una espléndida disposición para disfrutar el siempre cambiante panorama del río y sus orillas en donde, gracias a la magia de esa bebida imponderable, sucedía todo en una lejanía aterciopelada y feliz que nunca intentábamos descifrar. (Valga acotar que siempre que los pasajeros más adictos al viaje en el remolcador intentamos repetir en tierra la mezcla de vodka y jugo de pera, sufríamos una desilusión irremisible. Sencillamente nos topábamos con una bebida imposible de tomar). Durante la noche, después de una larga sesión de charla en la pequeña cubierta en donde permanecíamos en busca de una ilusoria brisa que nos refrescara, caíamos en la litera arrullados por las risas de las negras y el encanto de su incomprensible pero fluido dialecto en donde el inglés hacía de cañamazo lingüístico.”

La Última Escala del Tramp Steamer 1988


AMÉN

Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.




Homenaje al amigo . Gabriel García Márquez (16/12/2001)

Adios Maqroll, hasta siempre gaviero

Hacía tiempo que no publicaba ninguna entrada. Entre las vacaciones y la pereza postvacacional no tenía demasiadas ganas de retomar el blog, pero la noticia del fallecimiento este domingo de Alvaro Mutis ha podido con la reticencia a nuevas publicaciones. Debo decir que mi admiración por la obra del escritor colombiano es absoluta, y como él mismo diría de "resultados miríficos". La lectura de "Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero" produjo en mí una suerte de descubrimiento que me llevo a leer y releer varias veces dicha obra (mejor dicho obras, ya que se trata de un compendio de siete obras diferentes). Maqroll desde ese momento se convirtió en compañero de soledades y en filtro de pensamientos.
"El Gaviero viene de mis lecturas de Conrad, de Melville (sobre todo de Moby Dick); es el tipo que está allá arriba, en la gavia, que me parece el trabajo más bello que puede haber en un barco, allá entre las gaviotas, frente a la inmensidad y en la soledad más absoluta", afirmó Mutis en una ocasión para explicar al protagonista de siete de sus nueve libros de narrativa.
"Cala tu miseria, / sondéala, conoce sus más recónditas cavernas. /Aceita los engranajes de tu miseria, / ponla en tu camino, ábrete paso con ella / y en cada puerta golpea / con los blandos cartílagos de tu miseria. Cultiva tu miseria, / hazla perdurable, aliméntate de su savia, / envuélvete en el manto tejido con sus más secretos hilos", y luego concluye: "No mezcles tu miseria con los asuntos del día".
El vagabundeo del apátrida Maqroll, su errante peripecia por tierras y mares de leyenda, conduce en buena medida a la trayectoria de su genial creador.